INFANCIA, LA IMAGEN
DE OTRO
“A menudo los hijos se nos parecen
Así nos dan la primera satisfacción
Esos que se menean con nuestros gestos
Echando mano a cuanto hay a su alrededor
Esos locos bajitos que se incorporan
Con los ojos abiertos de par en par
Sin respeto al horario ni a las costumbres
Y a los que, por su bien, hay que domesticar”
Así nos dan la primera satisfacción
Esos que se menean con nuestros gestos
Echando mano a cuanto hay a su alrededor
Esos locos bajitos que se incorporan
Con los ojos abiertos de par en par
Sin respeto al horario ni a las costumbres
Y a los que, por su bien, hay que domesticar”
Esos locos Bajitos, Joan Manuel Serrat.
La infancia es un concepto que puede ser definido como
una imagen singular, discontinua, y condición de posibilidad de lo humano. Es
una imagen en la medida que es concebida como metáfora, como una afirmación de
lo nuevo, una posibilidad creativa del pensamiento. Pues, la niña o el niño no
es un sujeto de linea recta sino un presente extenso a configuraciones pasadas
que tienen efectos precisos en la constitución de las subjetividades de la
infancia. Estas subjetividades no son fijas en el sentido que su percepción no
sufre cambios.
La lectura en voz alta en la infancia, brinda la
posibilidad de reconocimiento de las realidades políticas, sociales y
culturales que se encuentran en el infante, ya que permite el fortalecimiento
de su imaginación y el entendimiento de sus realidades. Es por eso que Gianni
Rodari nos recuerda que es importante que los niños y las niñas, creen y
recreen historias que no tienen nada que ver ni con la realidad y ni el sentido
común, historias que inventadas terminan contando aquello que sucede en el entorno.
Por lo tanto, esas otras formas de leer y escribir la vida atribuyen no solo
recuperar el tiempo perdido, si no a lograr entender el contexto que se
encuentra en nuestro alrededor.
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