domingo, 24 de mayo de 2020

JUVENTUD

¿PARA QUÉ LA LECTURA Y LA ESCRITURA EN LA JUVENTUD?


La lectura interior del mundo, de las imágenes que se nos presentan, abre puertas a otras formas de leer y escribir.  Cada momento en la vida esconde una sabiduría: el tránsito de la juventud se ha pintado en estos tiempos torbellinos, de aburrimiento e inseguridades, de hambre voraz por conquistar el mundo y ganar en la carrera de “ser alguien en la vida” que nos ha estallado en la cara.    Nos valemos del arquetipo de la doncella para decir que la juventud es primavera, luna creciente, deseo de vida, visionaria de nuevas posibilidades.

Revelar el sentido estético en el tránsito que significa la juventud es nuestra apuesta política: empezar a cargar de importancia aquello que leemos, que escribimos y decimos: releernos para sentir y orientar esa energía joven que nos cubre. Escribir y leer es un viaje con boletos que va desde hacer un regreso a la infancia o sumergirse en otras vidas y mundos desconocidos; es entrar en un movimiento extático, abrir ventanas del encierro. En este tiempo en el que cada cosa que se nos presenta es vista bajo la esencia de “la primera y última vez”, abrir un libro significa despertar la sensibilidad; la lectura nos enseña a sentir amor por lo lejano y lo desconocido. Leer y escribir es una puerta de escape: la juventud es el abismo de las preguntas esenciales… es ver a los ojos lo dionisiaco de la propia existencia. Poder abrir un libro para irnos de nosotros mismos, de la mente y sus laberintos para atender la desgracia de otros, para escuchar con la mirada.
Sin duda, hay razones pedagógicas y literarias para leer y escribir, solo hay que dejarse caer: las razones volarán hasta donde te encuentres.  Abrapalabra es una estrategia para brindar silencio, un silencio cargado de letras. Nos invitamos abiertamente a elegir qué leer, porque leer amorosamente es libertad.
Leer y escribir es ayudarse a existir. Dicho por Baudelaire es enfrentar el aburrimiento, no llenar el vacío sino observarlo y revelarnos creativamente.
Dibujar entre los cuadros más oscuros en el papel aquel ligero roce del viento cuando el pecho lucha contra los vuelos de pájaros. Acabar tendido sobre la hierba, mirar al cielo y arañar con las manos un aire de palabras. Escribir desde la sangre que transita por esos huesos ajetreados, sentir desde el sótano; echar raíces por la boca.

L&D

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